14 de abril del año 2014, cercana la medianoche, trece personas se encuentran reunidas en la Iglesia de la Santa Cruz de Varsobia. Todos y cada uno de ellos, juran guardar secreto de lo que allí va a suceder. Un halo de misterio lo envuelve todo. Trabajan con total concentración y, murmurando quedamente entre ellos, retiran de un jarrón un corazón y lo inspeccionan; le toman más de mil fotografías y agregan cera caliente al sello del jarrón para evitar ningún atisbo de evaporación. El arzobispo de Varsovia, que se encuentra presente, reza frente al corazón y éste, es depositado en su lugar de origen.
Ese corazón ha soportado, a través de los tiempos, una larga travesía de intriga y adoración. Primero fue sellado en un envase con licor que, al parecer, era coñac. Luego llegó de contrabando a Varsovia, pasando por guardias fronterizos rusos. Una vez allí, pasó por las manos de varios familiares antes de ser enclaustrado en un pilar de la Iglesia antes mencionada.
"Sacar mi corazón después de que muera y sepultarlo en Polonia", fueron las palabras de Frédérik Chopin poco antes de su muerte. Chopin, falleció en un apartamento de la mítica Plaza Vendome de París, un 17 de octubre de 1849, a los 39 años de edad. La más grande autoridad francesa en tuberculosis le había diagnosticado la enfermedad meses antes, y anotó debidamente eso en el certificado de defunción como la causa.
Los científicos que se habían reunido ese 14 de abril de 2014, en la iglesia de Varsovia para llevar a cabo ese examen sin precedentes, revelaron, finalmente, sus conclusiones en una conferencia de prensa. El corazón de Chopin estaba bien preservado y contenía "nódulos de tuberculosis", concluyeron. Estaba también "muy dilatado, lo que sugería problemas respiratorios, vinculados a una enfermedad pulmonar".
Polonesas.
Arthur Rubinstein, piano.
Chopin, se fue de Varsovia cuando tenía 20 años y nunca regresó. A lo largo de su vida, Polonia no existió, fue invadida por Rusia, Prusia y Austria en 1795, y sólo se volvería a materializar como país independiente, 123 años más tarde. El patriotismo de Chopin encontró su expresión en su música, una música profundamente romántica, conmovedora, pasional, plena de emociones. Como dijo Franz Listz, cada una de sus notas es un diamante que cayó del cielo.
Descanse por siempre en paz el delgado, pequeño y muy pálido hombre, típico estereotipo del romanticismo, capaz de toser con una gracia infinita, como escribió de él su amante, la novelista George Sand. El genio auténtico cuyos restos descansan en el cementerio de Pere Lachaise, aunque su corazón estuvo y estará por siempre en su amada tierra polaca.
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