"Se me ocurrió la idea de representar en un poema sinfónico la muerte de una persona que había luchado en pos de los más altos ideales, por lo tanto muy posiblemente un artista. El enfermo yace en su cama dormido, respira pesada e irregularmente; sueños agradables ponen una sonrisa en sus rasgos a pesar de su sufrimiento; su sueño se hace más ligero; despierta; nuevamente es asaltado por un dolor terrible, sus miembros tiemblan de fiebre -cuando el ataque retrocede y se reduce el dolor, reflexiona acerca de su vida pasada, ante sus ojos pasan su infancia, su juventud con sus luchas, sus pasiones, y luego, mientras vuelve el dolor, aparece ante él el fruto de su paso, la idea, el Ideal que ha tratado de concretar, de representar en su arte, pero que no ha logrado perfeccionar porque no está en ningún ser humano la posibilidad de perfeccionarlo. Se acerca la hora de la muerte, el alma abandona el cuerpo, para encontrar perfeccionado en su forma más gloriosa, en el cosmos eterno, lo que no pudo cumplir aquí en la tierra".
Quien así se expresa es Richard Strauss y la obra que utilizó para plasmar estos sentimientos, Tod und Verklärung (Muerte y Transfiguración). Dedicado a su amigo Friedrich Rosch, este Poema Sinfónico para orquesta tuvo sus comienzos en el verano de 1888, finalizando su composición el 18 de noviembre de 1889. Se estrenó en Eisenach, Alemania, el 21 de junio de 1890, en el marco del Festival de la Asociación General de Músicos Alemanes, bajo la dirección del propio autor.
La música representa la muerte de un artista. Basada en un poema de su amigo Alexander Ritter, Richard Strauss, orquestó este Poema Sinfónico para 3 flautas, 2 oboes, corno inglés, 2 clarinetes en si bemol, clarinete bajo, 2 fagotes, contrafagot, 4 trompas en fa, 3 trompetas en fa y do, 3 trombones, tuba, timbales, tam-tam, y cuerdas: 2 arpas, violines, violas, violonchelos y contrabajos.
Muerte y Transfiguración, Op. 24
Staatskapelle Dresden.
Rudolf Kempe, director.
Dividiendo el poema en cuatro partes, estas serían:
1.- Largo, Do menor - Re bemol mayor:
“Un hombre, enfermo, yace en su jergón, en una buhardilla mísera y escuálida, iluminada por el pálido y vacilante resplandor de una vela casi consumida. Exhausto por una desesperada lucha con la muerte, ha caído en profundo sopor. Ningún ruido turba el silencio de aquello que se cierne inevitablemente, salvo el débil y monótono pulso de un reloj de pared. Una sonrisa dolorosa atraviesa de tanto en tanto las pálidas facciones del hombre, en el límite postrero de su vida, los sueños le traen el recuerdo de los dorados días de la infancia.”
2.- Allegro molto agitato, Do menor:
“Pero la muerte no dará tregua a la víctima ni en su reposo ni en sus sueños. Ataca brutalmente y de nuevo comienza la lucha: la voluntad de vivir, contra el poder de la muerte. ¡Horrible combate! Todavía ninguno es vencedor; el moribundo se hunde en su jergón y reina nuevamente el silencio.”
3.- Meno mosso, Sol mayor:
“Fatigado por la lucha, alucinado, en febril delirio, ve reproducir su vida paso a paso. Primero, el albor de su niñez, radiante en su pura inocencia. Luego el adolescente que apresta y pone a prueba sus fuerzas para la lucha del hombre. Y después el hombre que se bate por el máximo premio de la vida: alcanzar un alto ideal y engrandecerlo aún más por su acción. Todo esto lo ha ansiado siempre su corazón. Lo ansia todavía en el sudor de la muerte... ¡Lo ansia, pero es inalcanzable! Aunque ahora lo vea más y más claramente, aunque ahora brille ante sí, no puede alcanzar ese ideal totalmente, ni dar a su empresa el último remate. Suena entonces el toque acerado del glacial martillo de la Muerte; la envoltura terrena se quiebra en dos.”
4.- Moderato - tranquillo, Do mayor:
“Pero ahora, desde lo alto resuena el triunfo; lo que en vano buscó en la Tierra, le saluda desde el Cielo: ¡Liberación, transfiguración!”
Strauss le escribiría a su amigo Alexander Ritter: “El elevado propósito que le guió por la vida al personaje de mi poema sinfónico fue el de transfigurar más aún lo que en la vida halló transfigurado. Frió y burlón, el mundo opone barrera tras barrera en el camino de sus realizaciones”.
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