18 nov 2019

Las desventuras del joven Brahms

Año de 1855. Tengo 22 años. Actualmente vivo en Düsseldorf, en casa de los Schumann; mi admirado Robert se encuentra recluido...; y yo, estoy comenzando a escribir un Cuarteto. Es todo tan doloroso… Son tantos los episodios que me inquietan y que quiero volcar en esta pieza que creo que no voy a atreverme a publicarla. Estoy intentado expresar en ella confidencias tan íntimas y personales que prefiero que esta obra no vea la luz; quizá más adelante… 
Esta recreación que me he permitido la licencia de plasmar en estas notas escritas, quizá fuese el pensamiento real de Johannes Brahms cuando se enfrentó al que va a convertirse en su Cuarteto nº 3, Op. 60. Tendrían que pasar seis años más para que volviera nuevamente a su composición; en ese momento, estaba preparando los otros dos cuartetos con piano que fueron terminados en la ciudad de Hamm; tampoco llegó a concluir este cuarteto; quizá no quería empañar su feliz estancia en casa de la señora Rósing.
En 1868, durante su apacible otoño en Oldenburg, junto a Clara Schumann y su hija María, vuelve a retocar el cuarteto. Nuevamente retomado en 1873, año en el que asiste junto a Clara Schumann al festival homenaje que la ciudad de Bonn rinde a Robert Schumann, aún tendrían que pasar dos años más, en concreto durante el verano que pasara en Ziegelhausen junto a Heidelberg en 1875, para que, por fin, el Cuarteto quedara listo para su edición, que fue llevada a cabo por Simrock en noviembre de aquel año. 
Concebido el cuarteto, en un primer momento, en la tonalidad de Do sostenido menor y transformado definitivamente en Do menor, en una carta dirigida en 1875 a su editor Fritz Simrock, Brahms le escribe: "Puede usted poner en la portada un cuadro que represente una cabeza y una pistola delante de ella. Así podrá tener una idea de lo que significa la música". Y en otra carta anterior, dirigida esta vez a su amigo el Kapellmeister de Oldenburg, Hermann Dietrich, a propósito de este cuarteto, escribe: "Imagina a un hombre que va a saltarse la tapa de los sesos porque para él es la única solución". Por eso el Cuarteto en Do menor ha sido llamado "Werther Quartett", en referencia a la célebre novela “Die Leiden des jungen Werther” (1774) (Las desventuras del joven Werther) de un Goethe tan inmerso en la corriente pre-romántica del "Sturm und Drang" como el Johannes Brahms del llamado "período Düsseldorf" (1853-1856).

Cuarteto para piano y cuerdas nº 3 en do menor, Op. 60
Derek Han, piano. Isabelle Faust, violín.
Bruno Giuranna, viola.
Alain Meunier, violonchelo.

El "Allegro non troppo" del primer movimiento se inicia con un bellísimo tema en forma de sonata. Sumamente melancólico, de él emana la dulce paz que a Brahms le proporcionaba la naturaleza. 
El "Scherzo" siguiente es un movimiento lleno de resonancias del Brahms juvenil que asombró a Schumann, donde un segundo tema contrasta con la vehemencia del primero por su clima oscuro y brumoso. 
El "Andante", a modo de lied, con un primer tema melódico y un segundo sincopado que destaca por su ritmo. ¿Ese canto del violonchelo, es quizá una declaración de amor a Clara, su amor imposible? 
El Finale, consta de tres temas. La pasión contenida sigue en pie, pero surgen, junto a expresiones atormentadas, atisbos de conformidad ante el sufrimiento en el serio tercer tema, como un coral, y en la coda que para algunos comentaristas libera a Brahms de la tormentosa pasión que suscitó esta obra sincera, honda y autobiográfica. 
El Cuarteto Op. 60 se interpretó por primera vez en la casa del Dr. Billroth, gran amigo de Brahms y célebre cirujano, que llegó a dirigir el departamento de esa especialidad en la Universidad de Viena. Fue en Ziegelhausen el 17 de julio de 1875. Clara Chumann estuvo presente y, sin duda alguna, quedaría igual de conmovida que quedamos nosotros después de escuchar esta música desgarradora.

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