"Este Kreutzer es un hombre estimable y bueno, que me ha causado mucho placer mientras estuvo aquí; su sencillez y su naturalidad me son más queridos que toda la fachada sin interés de la mayoría de los virtuosos".
Así se expresaba Beethoven en una carta, dirigida a su editor Simrock el 04 de octubre de 1804, hablando del destinatario de su Sonata para violín y piano nº 9, el violinista francés Rodolphe Kreutzer (1766-1831).
Sin embargo, la primera dedicatoria de esta maravillosa Sonata, escrita en la tonalidad de la mayor y publicada con el número de Opus 47, fue a un joven violinista mulato, de origen inglés y de nombre George Bridgetower. Él fue quien la estrenó en los conciertos públicos del Augarten el 24 de mayo del año 1803. Ferdinand Ries lo relata así: « " La célebre "Sonata en la mayor" había sido escrita para Bridgetower. Aunque una gran parte del primer "allegro" estaba bastante avanzada, no iba demasiado aprisa. Bridgetower presionaba a Beethoven para que el día del concierto estuviera ya acabada, además de que él deseaba estudiar su parte. Una noche, Beethoven me hizo llamar a las cuatro y media y me dijo: -Cópiame rápidamente la parte de violín del primer "allegro". Su copista estaba ocupado entonces. La parte de piano estaba únicamente indicada. Bridgetower tuvo que tocar el maravilloso tema con variaciones, en "fa mayor", sobre el propio manuscrito de Beethoven, pues no hubo tiempo de copiarlo".»
¿Por qué al editar la Sonata el sordo genial cambió el destinatario de la dedicatoria?. Se ha especulado sobre el motivo, apuntando a que pudo haber sido como consecuencia de una posible rivalidad amorosa entre Beethoven y Bridgetower, supuestamente enamorados de una misma mujer.
Sea como fuere, la "Sonata a Kreutzer", cuyo título completo es "Sonata per il pianoforte ed un violino obbligato, scritta in uno stilo moho concertante, quasi como d'un concerto", se encontraba ya en un cuaderno de bocetos del año 1803, el año de la "Heroica". Dicha sonata, no está escrita en un solo desarrollo. Ferdinand Ries ha advertido que el final pertenecía, originariamente, a la primera de las Sonatas Op. 30, dedicadas al Zar Alejandro I.
Sonata para violín y piano n.º 9 en la mayor
"Sonata a Kreutzer"
Anne Sofie Mutter, violín.
Lambert Orkis, piano.
El primer movimiento se inicia, a la manera de las sinfonías de Haydn, con un "adagio" en el que el violín comienza con dobles cuerdas y el pianista contesta. El solemne intercambio instrumental de la introducción da paso al primer tema "staccato", del "presto" en tono menor, de gran vehemencia, cuyo desarrollo constituye un alarde de unidad, pues son tantos los contrastes, modulaciones, diseños temáticos del movimiento, que parece imposible mantenerlo como un todo perfecto y coherente.
Un "andante” con cuatro grandes variaciones de carácter afectuoso y, a veces, meditativo, continúa la sonata.
El movimiento final, que adopta la forma de "tarantella", dota a esta maravillosa obra de una fuerza y una pasión acordes con el tremendo primer tiempo.
Kreutzer no hizo demasiado caso a la sonata, pese a tratarse de una de las más grandiosas muestras del genio beethoveniano, o tal vez por eso precisamente, porque no fue capaz de comprender tanta grandeza…
El "Allgemeine Musikalische Zeitung", estimó que Beethoven había puesto un cuidado especial en ser original hasta grados cercanos a lo grotesco, calificando de "terrorismo artístico" a esta colosal sonata.
Interpretada por los más grandes violinistas de todas las épocas, Pablo Sarasate, la incluía entre sus piezas favoritas, a la fama de la "Sonata a Kreutzer" ha contribuido, enormemente, la novela que escribiera Tolstoi con ese mismo título, que en uno de sus diálogos expresa: “Esa sonata, sobre mí ejerció un efecto terrible. Fue como si, de pronto, se me revelasen nuevos sentimientos maravillosos, nuevas posibilidades, que hasta entonces se mantuvieron ocultos. Fue como si algo me hablase dentro de mí, susurrando: "Así es verdaderamente; todo es distinto de cómo pensabas y creías; no de aquella forma sino de ésta".
A nosotros sólo nos resta disfrutar de este mágico y maravilloso paradigma de diálogo entre dos instrumentos celestiales.
Anne Sofie Mutter (Rheinfelden (Baden), 29 de junio de 1963 - )
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