Verano de 1843. Chopin y Georg Sand se encuentran descansando en Nohant. La mansión había pertenecido a la abuela de George, madame Dupin de Francueil, hija natural del mariscal Mauricio de Sajonia, insigne militar del reinado de Luis XV. Es una típica casa de campo francesa del siglo XVIII, sólida, sencilla y elegante, con su jardín, su huerto, su granja, su monte de frutales, de todos los cuales se ocupaba y sacaba partido la hacendosa dueña de casa, a quien sus vecinos más modestos apodaban "la buena dama de Nohant", por su afán caritativo y el vigor con que los defendía en sus pleitos. Es aquí donde Frédéric concluye los Nocturnos Op. 55 junto a las Mazurcas Op. 56 y comienza la composición de la Sonata en si menor, Op. 58.
Publicados en 1844, con dedicatoria a su alumna y amiga Jane Stirling, El primero de los nocturnos, escrito en fa menor, comienza con una melodía de encanto popular, que se encrespa en una gran cadencia de extremado virtuosismo.
Nocturnos Op. 55
Vladímir ÁshKenazi, piano.
El segundo de la serie, en mi bemol mayor, explora una sola idea musical, progresivamente enriquecida. Difiere de los demás nocturnos en que carece de sección central, destacando la sutil polirritmia del episodio final, que exige gran independencia en ambas manos.
Nocturnos Op. 55
Arthur Rubinstein, piano.
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