“Si el espíritu del piano anima las sinfonías de Beethoven, domina enteramente la música orquestal de Schumann y de Brahms”.
Así se expresaba Richard Strauss en un comentario hecho a raíz de su estudio acerca del tratado de instrumentación de Berlioz.
Esta afirmación, choca con la opinión, extendida y comúnmente aceptada, de que sería al contrario, es decir, de que el pianismo de Beethoven y Brahms, es eminentemente sinfónico.
Sea como fuera, lo del carácter pretendidamente sinfónico del piano de Johannes Brahms, viene, con seguridad, de la monumentalidad de sus planteamientos, del considerable rendimiento sonoro que obtiene del instrumento en las obras de gran formato como las Sonatas, de la abundancia de doblamientos y de la amplitud de las disposiciones, que por su densidad hacen pensar en la orquesta, sin que por ello haya de concluirse que ese es su origen.
Sonata para Piano nº 1 en Do mayor, Op.1
Kamerhan Turan, piano.
La Sonata en Do mayor, primera de las tres sonatas que escribiera Brahms y que es la obra que nos ocupa, en realidad fue compuesta después de su segunda sonata para para piano, sin embargo, la segunda fue publicada más tarde ya que Brahms reconoció la calidad superior de la escrita en Do mayor. Dedicada a Joseph Joachim e interpretada por primera vez en un concierto en Hamburgo en 1854, fue interpretada por Hans von Bülow y consta de cuatro movimientos; el primero es un Allegro cuyo primer tema recuerda vivamente, sobre todo por el ritmo, al motivo inicial de la Sonata, Op. 106, de Beethoven. Esta semejanza puede muy bien ser puramente casual, pero igualmente beethoveniano suena el breve desarrollo contrapuntístico sobre este motivo que sirve de transición hacia el segundo tema y que recuerda, irresistiblemente, ciertos pasajes de las últimas sonatas de Beethoven. Por cierto que la relación tonal en que se hallan los temas principales en esta Sonata de Brahms, Do mayor/La menor, es por completo inhabitual en el esquema del allegro de sonata clásico. El segundo movimiento, un breve Andante, está basado en una antigua canción alemana: Verstohlen geht der Mond auf (sigilosamente se eleva la luna), que Brahms creía se trataba de un tema amoroso y que, en realidad, había sido escrita por el dialectólogo germano Anton Wilhelm von Zuccalmaglio; tema al que siguen cuatro variaciones de tipo ornamental concebidas y realizadas con gran sencillez, de acuerdo con el carácter mismo de la melodía. Los dos últimos movimientos son un Scherzo de amplias proporciones y un Final cuya forma es, aproximadamente, la de un Rondó. Hay que subrayar el hecho de que el primer tema de este movimiento está directa y clarisísimamente emparentado con el del Allegro inicial.
Robert Schumann, que fue el que acuñó el término de sinfonías disfrazadas para referirse a las sonatas para piano de Brahms, al escuchar el primer movimiento de ésta, interrumpiendo al joven Johannes, gritó: "Clara, tiene que escuchar esto! y llamando gozosamente a su esposa, exclamó, preso de gran excitación: "Vas a escuchar una música que nunca has oído antes".
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