Budapest, 22 de diciembre de 1888. El violinista Jen Hubay y el compositor de la obra que nos ocupa al piano, van a interpretar, por primera vez, la tercera y última de las sonatas para piano y violín de Johannes Brahms. Esbozada en el verano de 1886, su conclusión se demoraría hasta el verano de 1888, durante una nueva estancia vacacional en el lago suizo de Thun. Johannes Brahms tiene 55 años cuando escribe esta auténtica obra maestra, que dedica a su amigo Hans von Bülow, aunque como hemos dicho no sería el violinista que la estrenó. Unos meses después, el 13 de febrero de 1889, Joachim y Brahms dieron a conocer la nueva sonata en Viena. Pero antes, como era su costumbre, el compositor envió el manuscrito a Clara Schumann, pidiéndole su parecer e incluyendo una nota reveladora de su inseguridad. "Si no te gusta cuando la toques no te molestes en hacérsela escuchar a Joachim". La respuesta de la viuda del creador de la Sinfonía Renana no se demoró: "Una vez más me has ofrecido un regalo maravilloso. El tercer movimiento me gusta más que ningún otro". A diferencia de las dos reposadas sonatas precedentes, el carácter apasionado y una vehemente intensidad expresiva presiden esta nueva obra para violín y piano, vertebrada sobre cuatro movimientos.
Sonata para violín y piano nº 3 en Re menor, Op. 108
1.- Allegro alla breve. 2.- Adagio en Re mayor.
3.- Un poco presto e con sentimento en Fa sostenido menor. 4.- Presto agitato.
Itzhak Perlman, violín.
Daniel Barenboim, piano.
El primer movimiento, un Allegro alla breve en tiempo binario y tonalidad de Re menor, se inicia con una larga frase del violín en la que queda ya claramente definido el carácter inquieto y exaltado de todo el fragmento. El segundo tema, de naturaleza más melódica, es introducido por el piano.
Continúa la obra con un Adagio en Re mayor y compás de 3/8, basado en una expresiva melodía cantada con sencillez por el violín bajo el acompañamiento cómplice del piano. Una efusiva ensoñación, surgida de la pluma y el corazón de Brahms.
Apenas tres minutos para desarrollar el siguiente movimiento, un agitado movimiento, prescrito Un poco presto e con sentimento y cuya incisiva escritura modula a la tonalidad de Fa sostenido menor a través de un sincopado ritmo de ⅜ próximo al scherzo.
El poderoso influjo beethoveniano subyace en la tensión métrica de todo el último movimiento, un tumultuoso Presto agitato en Re menor y compás de 6/8. La forma sonata enmarca las líneas de este imponente final, cuyos arrolladores pentagramas agrupan 337 compases en los que se produce un fascinante dialogo entre ambos instrumentos.
Con esta “Sonata Apasionada”, completamos la trilogía que, comenzando con la “Sonata de la lluvia” y continuando con la “Sonata apacible”, escribiera, para violín y piano, Johannes Brahms.
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