24 oct 2025

Un Concierto en el cajón

En la penumbra de su despacho, Dmitri Shostakóvich cerró el cajón con un gesto rápido, como quien oculta un secreto peligroso. Dentro quedaba una partitura que ardía de vida: el Concierto para Violín y Orquesta nº 1 en La menor. Era 1948, y el aire en Moscú olía a miedo. El decreto de Zhdánov había caído como una losa sobre los compositores: “formalismo”, “tendencias burguesas”, palabras que podían arruinar carreras… o algo peor.
Shostakóvich lo sabía. Aquella obra era demasiado libre, demasiado compleja para el gusto oficial. No era música para glorificar fábricas ni victorias militares; era un espejo del alma, lleno de sombras y sarcasmos. Así que la escondió. Siete años de silencio, mientras componía cantatas patrióticas y bandas sonoras para sobrevivir, mientras fingía obediencia y temía cada golpe en la puerta.
Pero no estaba solo. David Óistraj, el virtuoso del violín, conocía el secreto. El concierto era suyo, dedicado a él. Cuando por fin pudieron trabajar juntos, Óistraj sonrió con ironía:
—Dmitri, dame unos compases de respiro antes del último movimiento —bromeó—. Después de esa cadenza, necesito secarme el sudor.
Shostakóvich rió, un sonido breve, casi incrédulo. Reír era raro en aquellos años.
La muerte de Stalin en 1953 abrió una rendija en la puerta del miedo. Dos años después, el concierto salió del cajón y vio la luz en Leningrado. Óistraj, con el arco firme, y Mravinski al frente de la Filarmónica. El público escuchó el Nocturno, oscuro y contenido, como pensamientos reprimidos; el Scherzo, demoníaco, con el motivo DSCH —la firma secreta del compositor— y ecos de klezmer, un guiño desafiante a la cultura judía que el régimen despreciaba. Luego la solemne Passacaglia, la cadenza que parecía una confesión, y el Burlesque, frenético, grotesco, como una carcajada contra el poder.
En Nueva York, el director Mitrópoulos levantó la partitura en alto mientras la ovación rugía. Era más que música: era un símbolo. Shostakóvich había sobrevivido, había resistido con notas cifradas, con ironía y dolor. Su concierto, aquel que esperó en silencio, se convirtió en voz.

Concierto para Violín y Orquesta nº 1 de Shostakóvich
David Oistrakh, violín.
Philarmonia Orchestra. 
Gennady Rozhdestvensky, director.

Guía de escucha:
Nocturno (Moderato)Oscuro, introspectivo, casi fúnebre.
El violín canta líneas largas y melancólicas sobre una orquesta sombría.

Scherzo (Allegro)
Sarcástico, demoníaco, con ritmo frenético.
Aparece el motivo DSCH (firma musical del compositor).

Passacaglia (Andante)
Grave y solemne, basada en un bajo repetido (ostinato).
El violín desarrolla variaciones cada vez más intensas.

Cadenza (solo de violín)
Une la Passacaglia con el Burlesque.

Burlesque (Allegro con brio)
Explosión de energía, ritmo vertiginoso, casi grotesco.

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