28 oct 2025

¡Patética!

San Petersburgo, 28 de octubre de 1893. Las luces de la Sala de la Sociedad Musical Rusa brillan como refugio contra la humedad otoñal. Dentro, la élite cultural se acomoda en los palcos, expectante ante el anuncio de una nueva sinfonía de Piotr Ilich Chaikovski.
El compositor, aparece en el podio con paso firme, traje oscuro y gesto contenido. Tiene 53 años y, a pesar de ser una figura reconocida internacionalmente, sigue sintiéndose vulnerable ante la crítica y su vida personal. Chaikovski dudó sobre cómo llamar a la obra. Fue su hermano Modest quien sugirió Pathétique, inspirado en la intensidad emocional. Al principio, Chaikovski pensó en títulos como “Trágica” o “Programática”, pero ninguno le convencía. Había escrito a su hermano Modest días antes: “En esta sinfonía he puesto toda mi alma”. Nadie imaginaba que aquella, iba a ser su última aparición pública como director.
La batuta desciende. Un murmullo grave de fagotes y contrabajos abre la obra. El Adagio, sombrío, como un presagio. Luego, el Allegro non troppo estalla con pasión, arrancando murmullos de admiración. En los palcos, alguien susurra:
—Esto no es una sinfonía, es un drama.
El segundo movimiento llega con un vals elegante, pero a la vez inquietante. Un compás de 5/4, irregular, como si la danza cojease. Una dama comentó en voz baja:
—Qué extraño… hermoso, pero extraño.
El tercer movimiento, Allegro molto vivace, es un torbellino de energía. El público, engañado por su carácter triunfal, aplaude antes de tiempo. Pero entonces, el Finale da comienzo. Lento, doliente, con las cuerdas cantando una melodía que parece un adiós. La música se apaga en en un pianissimo, como un suspiro que se pierde en la nada. Se hace un silencio largo, incómodo. Luego, aplausos tímidos. Algunos críticos anotan con cejas fruncidas: “Una sinfonía que termina así… desconcertante”.
Chaikovski abandona del escenario con una leve sonrisa. Ese día comentaría a sus amigos:
“Estoy más orgulloso de esta sinfonía que de cualquier otra cosa que haya hecho.”
Nueve días después, la noticia sacudiría San Petersburgo. El maestro había muerto, oficialmente por cólera.

"Sinfonía nº 6 en Si menor, Op. 74_Patética"
Leningrad Philharmonic Orchestra.
Evgeny Mravinsky, director.

Pequeña guía:
1. Adagio – Allegro non troppo
Qué escuchar:
Inicio sombrío en fagotes y contrabajos, como un presentimiento.
Luego, un Allegro apasionado, lleno de contrastes.
Biografía: Refleja la lucha interna del compositor, entre esperanza y fatalismo.
Sensación: Un viaje emocional que nunca se resuelve del todo.
2. Allegro con grazia
Qué escuchar:
Vals en compás 5/4, elegante pero inestable.
Biografía: Chaikovski adoraba el vals, pero aquí lo distorsiona, quizá como metáfora de una vida que parece bella pero está desequilibrada.
Sensación: Belleza frágil, inquietante.
3. Allegro molto vivace
Qué escuchar:
Scherzo brillante, casi triunfal, que engaña al oyente.
Biografía: Algunos creen que simboliza la máscara social del compositor: energía y éxito exterior, ocultando tormento interno.
Sensación: Falsa victoria.
4. Finale: Adagio lamentoso
Qué escuchar:
Melodía doliente en cuerdas, apagándose en pianissimo.
Biografía: Una despedida consciente. Chaikovski escribió que este movimiento era “la esencia de la obra”.
Sensación: Resignación absoluta, la música se extingue como la vida.

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