En 1792, Beethoven se había mudado a Viena para estudiar con Haydn, buscando consolidarse como pianista y compositor. La Revolución Francesa (1789), había transformado la vida política y cultural de Europa. Las ideas de libertad, igualdad y fraternidad estaban en el aire, pero también el miedo a la inestabilidad. Cuando Beethoven llega a la ciudad, ésta se ha convertido en un refugio para la aristocracia que huye de Francia. El sistema de mecenazgo sigue siendo vital y es por eso que dedica los tríos que nos ocupan al príncipe Lichnowsky, buscando apoyo económico y prestigio.
Aunque Beethoven simpatizaba con ideales ilustrados y más tarde con Napoleón (al menos al principio), en esta etapa debía adaptarse al gusto aristocrático, pero ya da muestras de independencia artística. En 1795, Ludwig van Beethoven se presentaba ante la aristocracia musical con tres tríos para piano, violín y violonchelo que no eran simples piezas de salón, eran manifiestos. Publicados como Opus 1, estos tríos marcaron el inicio oficial de su carrera y revelaron un espíritu que no se conformaba con las reglas. Ludwig van Beethoven, con apenas veinticinco años, con estos tríos, marca un punto de inflexión en la música de cámara de finales del siglo XVIII. Hasta entonces, el piano dominaba y los otros instrumentos eran meros acompañantes. Beethoven, en estos tríos, da igual protagonismo al violín y al violonchelo, creando diálogos reales entre los tres. Además, introduce fortísimos súbitos, silencios dramáticos y cambios bruscos de carácter, anticipando el estilo heroico y la tensión emocional que va a caracterizar su obra posterior.
De los tres tríos de su Op. 1, el trío en Do menor es especialmente notable porque introduce un tono trágico y una tensión que era inusual en la música de cámara de entonces. Fueron un éxito en Viena y consolidaron la reputación de Beethoven como compositor.
Haydn, presente en el estreno, al escucharlos, elogió la obra pero advirtió a Beethoven sobre el trío en Do menor, pensando que era demasiado atrevido para el público.
“No publique el tercero; es demasiado atrevido para el gusto del público.”
Ante esta recomendación de Haydn, Beethoven, orgulloso, hace caso omiso y procede a su publicación. Más tarde confesaría a su amigo Ferdinand Ries que se sintió herido: “Haydn me aconsejó no imprimir el último trío. Creí que lo hacía por celos.”
Técnicamente, Beethoven introduce innovaciones decisivas: independencia instrumental, desarrollos temáticos más amplios, contrastes dinámicos extremos, texturas casi sinfónicas y ritmos que rompen la regularidad clásica. Cada movimiento es un laboratorio donde el joven maestro experimenta con la forma y la expresión.
El resultado, serían tres obras que transformaron el trío para piano en un género serio, y que anunciaron al Beethoven del futuro, el de la Patética, el de la Quinta Sinfonía... En esos compases, late el germen del Romanticismo.
"Trío para piano Op. 1 n.º 1 en mi bemol mayor"
Jacob Lateiner, piano.
Jascha Heifetz, violín.
Gregor Piatigorsky, violonchelo.
Pequeña guía de audición:
Carácter: Brillante, elegante, muy clásico.
I. Allegro: Escucha cómo el piano inicia con energía y cómo el violín y el violonchelo responden con independencia. Fíjate en los contrastes dinámicos.
II. Adagio cantabile: Melodía serena, casi vocal. Observa el diálogo entre violín y piano.
III. Scherzo: Primer uso del scherzo en un trío: ritmo juguetón, desplazamientos acentuales.
IV. Finale (Presto): Ligero y virtuoso, con cambios súbitos de carácter.
"Trío para piano Op. 1 n.º 2 en sol mayor"
Eugene George Istomin, piano.
Isaac Stern, violín.
Leonard Rose, violonchelo.
Pequeña guía de audición:
Carácter: Ligero, humorístico, lleno de sorpresas.
I. Allegro: Atención a los giros inesperados y las modulaciones que rompen la previsibilidad.
II. Largo con espressione: Más íntimo y expresivo, con un tono casi operístico.
III. Scherzo: Alegre y chispeante, con humor en los acentos.
IV. Presto: Final lleno de energía, con contrastes entre delicadeza y fuerza.
"Trío para piano Op. 1 n.º 3 en do menor"
Eugene George Istomin, piano.
Isaac Stern, violín.
Leonard Rose, violonchelo.
Pequeña guía de audición:
Carácter: Dramático, intenso, precursor del Romanticismo.
I. Allegro con brio: Desde el inicio, tensión y dramatismo. Escucha los silencios y los fortísimos súbitos.
II. Andante cantabile: Contraste lírico, pero con sombras que mantienen la tensión.
III. Menuetto (quasi scherzo): Más serio que los anteriores, con carácter sombrío.
IV. Finale (Prestissimo): Vertiginoso, lleno de energía y dramatismo, casi sin respiro.
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