Navidad de 1821. Beethoven acaba de terminar su Sonata para piano número 31. Escrita en la tonalidad de La bemol mayor y con número de opus 110, la fecha quedó consignada en la partitura original: 25 de diciembre de 1821; y en ella no aparece dedicatoria alguna.
¿El sordo genial la consideraba tan suya como para no dedicársela a nadie? ¿O acaso está dedicada a la Divinidad y por lo tanto, al considerar a Ésta como algo inmanente a todos los hombres, la dedica a toda la humanidad?.
Una simple lectura de sus “tempos” es suficiente para percatarse de su total y absoluta originalidad. Partiendo de un “moderato” y continuando con un “scherzo”, en el último de sus movimientos: "Adagio, ma non troppo - Fuga: Allegro, ma non troppo", rompe todos los viejos cánones y estalla la enorme genialidad de Ludwig van Beethoven.
Sonata nº 31, Op. 110, en La bemol mayor
1.- Moderato cantabile, molto espressivo. 2.- Molto allegro.
3.- Adagio, ma non troppo - Fuga: Allegro, ma non troppo.
Edwin Fischer, piano.
Ninguna norma se considera ya inflexible, sólo rige la voluntad del creador conducida por su inspiración desbordante y unida a su eterna insatisfacción, que tanta fecundidad ha producido para el Arte.
Edwin Fischer (Basilea, Suiza, 06 de octubre de 1886 - Zúrich, Suiza, 24 de enero de 1960)
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