19 mar 2019

Hecha de Nube

Para ti
Moscú, 02 de diciembre de 1901. El violonchelista Anatoly Brandukov, dedicatario de la obra que vamos a escuchar y con el propio compositor al piano, va a estrenar la única Sonata para Violonchelo y Piano creada por Serguéi Rajmáninov. 
Poco antes, y por lo tanto contemporánea de esta obra, el 24 de noviembre de 1901, Rajmáninov acaba de estrenar su maravilloso Concierto número 2 para piano y orquesta, Op. 18. Atrás quedan los años de depresión y un Rajmáninov ya plenamente recuperado de su crisis anímica y creativa, va a anunciar un año después el casamiento con su prima Natalia Aleksándrovna Sátina. 
La Sonata constituye una joya dentro de su escasa música de cámara y, como en otras sonatas de músicos como Mendelssohn, Chopin o incluso Brahms, se discute si son obras para piano y violonchelo o viceversa. A Rajmáninov no le gustaba llamarla Sonata para Violonchelo, ya que era de la opinión de que ambos instrumentos, tanto Violonchelo como Piano, eran igualmente importantes.

Sonata para Violonchelo y Piano en Sol menor, Op. 19
1.- Lento - Allegro moderato. 2.- Allegro scherzando.
3.- Andante. 4.- Allegro mosso.
Daniil Schafran, violonchelo. Yakov Flier, piano.

Dividida en cuatro movimientos generosos, el primero de ellos comienza con una introducción lenta y tonalmente inestable en la que el piano se encarga de crear un ambiente sombrío. 
El Allegro moderato que continúa, en su forma de sonata, nos presenta un primer tema pasional y brillante expuesto por el violonchelo. En el segundo tema, quizá algo schumaniano, es el piano el que cobra protagonismo extendiéndose durante todo el desarrollo. Será en la recapitulación, de forma muy libre, la que nos conduzca hasta una cadencia de carácter meditativo. 
Llega el “Allegro scherzando” donde el ambiente se vuelve inquietante, alternándose momentos de nerviosismo con otros de profundo lirismo a cargo del violonchelo.

Sonata para Violonchelo y Piano en Sol menor, Op. 19_Andante
Mstislav Rostropóvich, violonchelo.
Vladimir Horowitz, piano.

… Y de pronto se detiene el tiempo. Un “Andante” milagroso. Un abrazo de nube blanca que, surgiendo ligera, se va agrandando hasta llegar a entoldar todo el firmamento. 
Concluye la Sonata con un “Allegro mosso” en forma de rondó-sonata en el que los dos instrumentos parecen enfrentarse el uno al otro.

12 mar 2019

Juventud, Divino Tesoro

Richard Strauss
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! ..., que dijera el poeta Rubén Darío.
El 08 de diciembre de 1885 se estrena el Cuarteto para piano en Do menor Op. 13 de Richard Strauss. Obra de juventud en la que, con 21 años de edad, Strauss explora la gran forma tradicional para así poder dominarla y, posteriormente, aventurarse por otros caminos musicales. 
En 1882, Richard Strauss ingresó en la Universidad de Múnich para cursar estudios de Estética, Filosofía e Historia del Arte. Un año después, sus pasos se encaminan a Berlín, donde un Hans von Bülow fuertemente impresionado por la Serenata para instrumentos de viento compuesta por Strauss a los 16 años, le ofrece un puesto como director asistente. Strauss aprende el arte de la dirección de orquesta observando a su maestro Bülow en los ensayos. 
En este contexto, emprende Strauss la composición de su Cuarteto con piano, posiblemente su obra más ambiciosa y con la que ya va a emprender su despegue profesional.
Cuarteto para Piano en Do menor, Op. 13
Vienna Philharmonia Quintet.

El Cuarteto comienza con un "Allegro" muy elaborado y tempestuoso, logrando alcanzar una temperatura muy elevada... 
Le sigue un "Scherzo" que nos recuerda a la música de Schumann; eso si, con una figura en el piano ya decididamente "straussiana" y compuesto por una estructura clásica y un breve trío. 
En el "Andante" ya podemos apreciar la auténtica originalidad de Strauss; muy lírico, la melodía en este maravilloso movimiento pasa del piano a las cuerdas a la manera de Brahms; siendo el segundo tema, de nuevo, de carácter "scherzante". 
En el "Finale: Vivace", otra vez nos rememora a Schuman en el ritmo y en el juego de las síncopas, poseyendo la pasión y el entusiasmo de quien es ya sabedor de lo que puede atreverse.

4 mar 2019

Emilie Mayer

Emilie Luise Friderica Mayer
En Friedlan, municipio situado en el distrito de la Llanura Lacustre Mecklemburguesa, en el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental (Alemania), un 14 de mayo de 1812, vería la luz por primera vez la compositora que hoy nos ocupa. De nombre Emilie Luise Friderica Mayer, tercera hija de cuatro hermanos nacidos del matrimonio habido entre Johann Mayer y su segunda mujer, Henrietta, desde pequeña, ya mostraba una gran inclinación hacia la música. Su primer maestro fue el organista Carl Heinrich Ernst Driver, profesor exigente que le daba clases de piano desde los cinco años. Pero un hecho luctuoso lo va a cambiar todo. Su madre, con apenas 24 años, muere y como consecuencia, al tener que hacerse cargo de la crianza de sus hermanos, Emilie tiene que relegar la música a un segundo plano.

Sinfonía nº 4 en Si menor
Neubrandenburger Philharmonie.
Stefan Malzew, director.
28 de agosto de 1840. 26 aniversario de la muerte de su madre. Ese día, sorpresivamente, su padre se quita la vida disparándose un tiro. La autora Marie Silling escribe al respecto de este acontecimiento luctuoso: «La muerte de su padre causó su primera y gran profunda pena; con el fin de adormecer este dolor, se enterró en el trabajo».
Emilie se traslada a Szczecin donde, de la mano de Carl Loewe, recibe sus primeras clases de composición, además de darle a conocer las corrientes musicales de su tiempo. 
Una adaptación musical de Roi des Aulnes de Goethe, para voz y piano, se convierte en su primera composición que data de 1842.

Obertura Fausto
Neubrandenburger Philharmonie.
Stefan Malzew, director.
En 1847 se traslada a Berlín a estudiar contrapunto e instrumentación y, ya siendo una conocida y respetada compositora, viaja a Munich y a Viena donde se interpretan su Cuarteto de cuerda en La mayor y su Trío con piano en re menor. 
Después de unos años viviendo nuevamente en Szczecin, en casa de su hermano Alexander, en 1876, se instala definitivamente en Berlín.

Concierto para Piano en Si bemol mayor
Vladimir Stoupel, piano.
Neubrandenburger Philharmonie.
Stefan Malzew, director.

Emilie, además de compositora, fue una escultora de talento. Hoy en día su nombre apenas es recordado, a pesar de haber sido una de las autoras más respetadas de su tiempo. Escribió sinfonías, conciertos, numerosas sonatas, tríos, cuartetos, composiciones vocales... Por desgracia la mayoría de sus partituras se han perdido.
Permaneció soltera toda su vida y falleció en abril de 1883 a los 70 años de edad. 
Sirvan estas pocas palabras escritas como homenaje y testimonio para que, esta talentosa mujer, su música y su persona, no caigan en el olvido.