24 abr 2016

Sonidos de Campanas y Perfumes de Flores

"Es un cuadro musical compuesto, en cierta manera, de sonidos de campanas y perfumes de flores y respira la poesía de los cementerios en los días primaverales".
Así se expresaba Philipp Spitta, al referirse al coro inicial de la cantata que con número ocho del catálogo BWV, y decimoquinta de su segundo ciclo anual de cantatas corales, compusiera Johann Sebastian Bach en su segundo año como cantor en Santo Tomás de Leipzig.
Estrenada el 24 de septiembre de 1724 y con libretista desconocido, esta cantata, destinada al decimosexto domingo después de la Trinidad, toma como base el himno de Caspar Neumann, Liebster Gott, wenn werd ich sterben? (¿Amado Dios, cuándo moriré?). El libretista conservó las estrofas extremas del himno, modificando las tres estrofas intermedias y convirtiéndolas en los textos de los movimientos segundo a quinto.
El Evangelio del día, San Lucas capítulo 7, versículos del 11 al 17, narra la resurrección del hijo de la viuda de Naín y Bach, como siempre que pone música a textos bíblicos, elabora una obra de extraordinaria intensidad expresiva.

"Cantata BWV 8_Liebster Gott, wenn werd ich sterben?"
La Chapelle Royale.
Collegium Vocale Gent.
Philippe Herreweghe, director.

El coro inicial describe, de una manera impresionante, el cortejo fúnebre que transpone las puertas de la ciudad. Destaca en su parte instrumental el uso de dos oboes d'amore, mientras que las cuerdas, punteadas, y la flauta en sus registros más agudos, imitan el tañido fúnebre. Verso a verso, el coro incorpora el himno al acompañamiento instrumental; la melodía, compuesta como himno fúnebre en 1695 por Daniel Vetter, produce un efecto decididamente "moderno" en comparación con la mayor parte de los himnos elegidos para las cantatas-corales. Las dos arias (II y IV) contrastan entre sí vivamente. En la primera, confiada al tenor, un oboe refleja la inquietud del hombre ante la muerte, mientras que en la segunda, confiada al bajo, con acompañamiento de las cuerdas y la flauta concertante, es una alegre giga. Los dos recitativos (III y V) desempeñan su papel como importantes pasajes de transición. En el coral conclusivo Bach emplea de nuevo, aunque con sustanciales modificaciones en la melodía y la armonización, el himno de Daniel Vetter que se canta en el coro inicial.

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