7 jul 2016

El Descenso

Gustav Mahler
10 de junio de 1903. La casa cerca del lago Wörthersee, en Maiernigg, bulle de felicidad. Mahler, aprovechando esta coyuntura, se pone inmediatamente a componer lo que va a ser su sexta sinfonía y Alma, su mujer, está especialmente contenta ya que su marido le ha comentado que va a incluir un tema en dicha sinfonía dedicado a ella. 
Ese año, Gustav Mahler compondrá, parcialmente, tres de los cuatro movimientos que conforman la obra. La sexta es una sinfonía desoladora, curiosamente escrita en estos momentos de dicha de la pareja, quizá premonitoria de lo que abría de venir y que, al contrario de casi todas las demás, no tiene un desenlace triunfante. En palabras de Bruno Walter, insigne director de orquesta y pionero en la difusión de la obra de Mahler, la sexta es desoladoramente pesimista: Huele a la amarga copa de la vida humana. En contraste con la quinta, dice “no”, sobre todo en el último movimiento, donde algo parecido a la inexorable lucha de “todos contra todos” se traduce en música…
La sexta sinfonía, comienza con una marcha triunfante que va a presidir este primer movimiento que, escrito en la forma clásica de la sonata, descansa en un pasaje muy lírico, para volver a una lucha que se mantiene durante toda la obra.
El segundo movimiento y el tercero, se alternan en función de la opinión de quien dirija la obra, en nuestro caso, el segundo movimiento es un scherzo magnífico y lleno de matices. Alma comenta que, en este movimiento, quiso Mahler representar los arrítmicos juegos de los niños, tambaleándose en zigzag sobre la arena. Ominosamente, las voces infantiles se hacen cada vez más trágicas, y al final se extinguen en un gemido. Continúa la obra con un maravilloso, tierno y bellísimo andante, tema dedicado a Alma Mahler que diría de esta sinfonía que “ninguna llega tan directamente del fondo del corazón como esta, es la más personal de todas a la vez que profética”.


Sinfonía nº 6 en La menor_Trágica
1.- Allegro enérgico, ma non troppo. Heftig, aber markig
2.- Scherzo: Wuchtig. 3.- Andante Moderato
4.- Finale. Allegro moderato — Allegro enérgico
Orquesta Filarmónica de Viena.
Leonard Bernstein, director.

La sinfonía se completa en el verano siguiente. En el mes de junio de 1904, Mahler regresa solo a Maiernigg, pues su mujer tiene que esperar más de quince días en Viena para reponerse del nacimiento de su segunda hija, Anna Justina, a la que llamarán cariñosamente Gucki. La mayor era conocida con el mote de Putzi. La obra se estrenaría el 27 de mayo de 1906 en Essen, durante el Festival del Allgemeiner deutsche Musikverein, dirigida por el propio compositor.
El movimiento final, sostenuto, allegro energico es uno de los más extensos de Mahler con una duración de unos treinta minutos. En la introducción, nos sumergimos en un caos horrible que nos sugiere una visión negativa de la vida. La obra termina con una pesimista coda. Un negativo acorde final parece decir no a la vida…
Mahler se enfrenta, por primera vez, al hecho de la muerte como posibilidad. Un descenso a la noche y una sola meta, el infierno en su sentido más expresionista. Los tres potentes golpes de martillo que se hacen oír en el Finale, representan para él y su esposa Alma, una terrible señal premonitoria de los acontecimientos trágicos que han de venir. Así sucederá en efecto. El destino, le asestará tres golpes terribles, la muerte de su hija María a la edad de cuatro años, su dimisión forzada de la Ópera de Viena y el diagnóstico de una enfermedad cardíaca incurable.


Leonard Bernstein
Leonard Bernstein (Lawrence, 25 de agosto de 1918 - Nueva York, 14 de octubre de 1990).

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