26 nov 2017

Suspiros y Lágrimas

En aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la Madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: Ya no tienen vino. Jesús le contestó: Mujer. ¿qué podemos hacer tú y Yo? Todavía no llega mi hora Pero Ella dijo a los que servían: Hagan lo que él les diga. Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: Llenen de agua esas tinajas.Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo. Así lo hicieron, y en cuanto el mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora. Esto que Jesús hizo en Caná de Galilea fue la primera de sus señales milagrosas. Así mostró su gloria y sus discípulos creyeron en Él.

Este texto del Evangelio, extraído de San Juan 2/1 a 11, que evoca las bodas de Caná en Galilea, es el utilizado el día que se estrenó la Cantata BWV 13 "Meine Seufzer, meine Tränen" (Mis suspiros, mis lágrimas) de Johann Sebastian Bach, el 20 de enero de 1726. Sin embargo este hecho, el de la conversión del agua en vino, sólo se ve reflejado en el tema del recitativo de la soprano.

Cantata BWV 13 "Meine Seufzer, meine Tränen"
King's College Choir Cambridge. Leonhardt-Consort.
Gustav Leonhardt, director.

Georg Christian Lehms, bibliotecario de la corte de Darmstadt, es el autor del texto de esta Cantata que posee cierta inclinación hacia el camerismo y que está coloreada por un par de flautas y el oboe de caccia. Dividida en dos partes de tres movimientos cada una. En la primera de ellas, no existe en esta cantata coral de apertura, se abre paso un aria de desesperanza, donde el tenor ya marca una elevada temperatura expresiva, seguida de un recitativo de súplica y un coral de consuelo; en la segunda de las partes, se abre paso la fe, con un aria que muestra cómo los cielos ennegrecidos se abren al azul infinito, con un aria para bajo que expone un motivo ascendente en el violín y las dos flautas al unísono, que concuerda con las palabras "el que mira hacia el Cielo"; y se cierra con un coral de confianza plena en el Señor, que introduce la melodía de "O Welt, ich muss dich lassen (¡Oh, mundo, debo dejarte!), en obvia significación de abandono de las ataduras terrenales.

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