Jueves, 29 de marzo de 1827. Esa tarde, entre diez mil y treinta mil personas ocupan el trayecto que separa la casa de Beethoven, en la Schwarzspanierstrasse, de la Iglesia de la Trinidad, en la Alserstrasse. En el funeral más grande que tendría lugar en esa época, el cortejo fúnebre lo componen ocho Kappelmeister que llevan el féretro y, entre los portadores de antorchas, se encuentran los amigos más íntimos del sordo genial así como los principales músicos de Viena, entre ellos un desconsolado Franz Schubert...
Schubert, siempre quiso ser como su admirado Beethoven. Queriendo imitar su modelo musical, consiguió alcanzar nuevas vías de desarrollo y abrió caminos que si bien otros transitaron con mayor precisión, pocas veces pudieron obtener tanta intensidad emotiva y tanta capacidad de invención como él logró. Prueba fehaciente de ello es la obra que nos ocupa. La Sonata para piano en Si bemol mayor, compuesta en septiembre de 1827, el mismo año de su muerte, es propia de un compositor que posee ya todo el dominio de la forma y que es capaz de utilizar el piano con una libertad y una profundidad extraordinarias.
Sonata nº 21 en Si bemol mayor D 960
1. Molto moderato. 2.- Andante sostenuto.
3.- Scherzo : Allegro vivace con delicatezza.
4.- Allegro ma non troppo.
Sviatoslav Richter, piano.
Comienza la pieza con un “Molto moderato” de una serena resignación; una melodía contemplativa y profundamente melancólica, teñida de un color dramático en el registro más grave del trino que la cierra.
En el “Andante sostenuto” que continúa, escrito en Do sostenido menor, la melodía calma, se expone sobre un fondo ostinato de lejanas campanas que perdura durante todo el movimiento. Un balanceo que consigue crear un efecto hipnótico y que de súbito, se eleva en un tema nuevo, largo, «un himno sublime de transfiguración y de éxtasis místico» que diría el musicólogo Harry Halbreich. La belleza no decrece en el da capo, en virtud de una escritura aún más delicada que modula de Sol sostenido menor a Do mayor y que llena el movimiento de una hermosa luz espiritual, aún más potente, al cambiar la tonalidad a Do sostenido mayor.
De una frescura y un exquisito refinamiento es el Scherzo que sigue, un allegro vivace con delicatezza, escrito en Si bemol mayor.
Finaliza la Sonata con un "Allegro ma non troppo", en la tonalidad principal de Si bemol mayor y en forma de rondó-sonata que desarrolla tres temas. El primero y principal, aparece precedido de un Sol, que con el valor de una blanca estará siempre presente. El segundo tema, tiene un carácter como si de un himno se tratara y cuya textura propicia un clima semejante al de muchos de los lieder del compositor. Dos violentos acordes en Fa menor, anuncian el tercer elemento temático, su desarrollo es, como nos tiene acostumbrados Schubert, fogoso y modulante. Un rápido presto de carácter beethoveniano, finaliza esta obra maravillosa.
Schubert, supo penetrar como nadie en el profundo misterio romántico provisto de una inspiración melódica única y logrando que la música, se transformara hasta el infinito a través de continuas y geniales modulaciones.
Sviatoslav Richter (Zhytómyr, Ucrania, 20 de marzo de 1915 – Moscú, Rusia, 1 de agosto de 1997)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.