“Si existiese un conservatorio en el infierno; si uno de sus estudiantes de mayor talento tuviese que escribir una sinfonía programática sobre las Siete Plagas de Egipto, y para ello tomara como ejemplo la sinfonía del señor Rachmaninov, dicho estudiante habría llevado brillantemente a cabo su labor, para delicia de los moradores del infierno”. Así se expresaba César Cui, en una crítica demoledora, refiriéndose al estreno de la primera sinfonía de Serguéi Rajmáninov.
Compuesta en Ivanovka, una finca cercana a Tambov, Rusia, entre enero y octubre de 1895, el estreno de la misma tuvo lugar en Moscú en 1897, convirtiéndose en un completo desastre; parece ser que el director de la orquesta, Alexandr Glazunov, dirigió la pieza en estado ebrio… Rajmáninov, que según confesó, pasaría la hora más angustiosa de su vida, destrozó las partituras, aunque afortunadamente parte de las piezas sobrevivieron permitiendo así que se pudiera reconstruir la obra después de su muerte.
A raíz de este catastrófico estreno, Rajmáninov, caería en una profunda depresión que le impediría componer durante casi tres años de su vida.
Esta Sinfonía es, en verdad, su segundo intento dentro del género sinfónico, ya que durante su último año en el Conservatorio de Moscú, compuso un movimiento sinfónico que tituló “Sinfonía Juvenil en re menor”.
Sinfonía nº 1 en Re menor, Op. 13
USSR Ministry of Culture Symphony Orchestra
Gennady Rozhdestvensky, director.
El primer movimiento, que arranca con la indicación de “Grave”, marca la idea del compositor, claramente, desde los primeros compases. El ambiente sombrío, está basado en un motivo de cuatro notas, parece ser que inspirado en la liturgia ortodoxa y que es tocado a unísono por toda la cuerda en su registro más grave. Con una cadencia de gran lirismo, Rajmaninov, da paso a un Moderato, donde los violines primeros y después las maderas, se dejan llevar por una melodía orientalizante, persistiendo siempre el trasfondo melancólico y meditativo. El desarrollo de este primer movimiento, concebido de manera fugada, nos muestra una gran afinidad con otros representantes de la escuela rusa, incluido Chaikovski.
El segundo movimiento, allegro animato, consta de tres secciones: las externas, más animadas rítmicamente, y la central, que es el nexo de unión con los restantes movimientos, donde vuelve a aparecer el motivo inicial de la sinfonía.
El larghetto que viene a continuación, utilizando el material melódico del movimiento anterior, está marcado por el carácter mustio y decadente que le imprime el solo de clarinete introductorio. El punto culminante de este, se logra por el movimiento descendente de la cuerda, que, poco a poco, se va diluyendo hasta finalizar el mismo.
En el último movimiento, allegro con fuoco, las fanfarrias de trompetas convierten el motivo principal de la Sinfonía en una marcha de luz cegadora. El repentino cambio a un aire de danza que es iniciado por la cuerda grave culmina, de manera casi abrupta, con un sonoro acorde final; pero la Sinfonía no acaba aquí, Rajmáninov, compone una sección, de forma magistral, para así terminar con los mismos motivos con lo que se inició la composición.
Gennadi Rozhdéstvenski (Moscú, 04 de de mayo de 1931)
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